Aprovechando la entrega de los galardones finales de la NBA en la temporada 23-24, en la que Boston, el mejor equipo no ha conseguido ninguno, escribiré sobre algo que siempre he defendido y que parece difuminado. El baloncesto es un deporte de equipo, no un deporte individual. Los Boston Celtics han sido, de largo, el mejor equipo de la temporada regular de la NBA 2023-2024. A pesar de su balance de 64 victorias y 18 derrotas, y de un dominio apabullante en una Conferencia Este en la que sacaron 14 triunfos al segundo clasificado, ninguno de sus miembros se llevará reconocimiento individual alguno en el reparto de premios de la liga estadounidense
Hace muchos años. En uno de los primeros libros de baloncesto que leí:
Se menciona que Franklin C. “Cappy” Cappon, cuando era entrenador de baloncesto de la Universidad de Princenton, escrrbió lo siguiente: “El baloncesto es un juego de equipo practicado por muchachos con destreza individual altamente desarrollada. Estas aptitudes, adecuadamente coordinadas y a veces sacrificadas son la causa del buen juego de equipo. Sin embargo, si estas aptitudes no son conjuntadas apropiadamente, el resultado neto es un alarde de individualismo que no puede imponerse contra un grupo coordinado de jugadores de equipo de parecido calibre.
La tarea de constante ensayo requerida para desarrollar estas aptitudes individuales exige perseverancia, determinación y ganas de trabaja. Y no existe un camino fácil para adquirir estas aptitudes; reclama trabajo y práctica constante. El jugador que no posee o no ejercita estas cualidades del carácter será un total fracaso para el equipo y para él mismo.
La concepción del juego en equipo requiere espíritu de cooperación, ganas de fundir la personalidad en el grupo y un sentido de los valores. No hay sustituto para el cerebro. La aptitud para reconocer las situaciones y movilizar las adecuadas reacciones en un determinado tiempo y lugar no tiene precio. Un excelente jugador individual sin esas cualidades será un factor negativo y no positivo.
A todas las mencionadas cualidades, sin embargo, hay que anteponer un intenso deseo de sobresalir. Hay que anhelar vencer si se quiere tener éxito en cualquier fase de la vida. No obstante, este deseo de vencer no ha de ser de la variedad de “a cualquier precio”. La capacidad de saber encajar la victoria y la derrota es el sello de todo buen deportista. El jugador que rinde al máximo de su capacidad en el juego, indiferente al desenlace, puede llevar erguida la cabeza y mirar a todos cara a cara. Es un auténtico jugador y nadie tiene derecho a criticarle. Por el contrario, quien omite obrar de esta forma es infiel a si mismo e indigno de la confianza que sus compañeros de equipo le han depositado“
No puedo estar más de acuerdo con el texto. Cada día más se ve en los partidos de baloncesto “un alarde de individualismo”. Además, este alarde de individualismo es exaltado, remarcado, destacado y casi diría que premiado por la mayoría de los medios de comunicación. Hoy, por ejemplo, no juegan los Lakers frente a los Warriors; juegan LeBron contra Curry; no juegan los Mavs contra los Nuggets, juegan Doncic contra Jokic, etc. En los campeonatos internacionales, ya sean del mundo o de Europa, pasa algo parecido. No juega Eslovenia contra Grecia, juega Doncic conta Giannis, no jugaba España contra Francia, jugaba Gasol contra Parker.
Para que no todo sea negativo, también hay grandes estrellas que saben que lo importante es el equipo y lo han demostrado en sus actuaciones y comportamientos. Kareem Abdul Jabbar, siendo Riley entrenador de los Lakers realizó una entrevista en Nuevo Basket. Reproduzco una parte: “Pat quería que yo trabajara en lo que el equipo necesite de mi” dijo el veterano center. “No mencionó nada de que yo no fuera consciente, pero muchas veces hablar ayuda a clarificar posturas. En este tipo de equipo necesitamos correr jugando a nuestro ritmo. Y en el juego rápido yo soy un componente secundario. El (Pat Riley) quería que yo me aplicara bajo canasta y jugase bien, intimidando en defensa. Esto nos abriría nuevas oportunidades de correr”.
Oro ejemplo es Michael Jordan, considerado por muchos el mejor jugador de la historia del baloncesto. No se si como jugador ha sido el mejor hasta el momento, pero si se que de los equipos que yo he visto jugar, los Bulls han sido el mejor. Jordan era la estrella, un jugador extraordinariio, pero en aquel equipo estaban otros jugadores como Pippen, Grant, Rodman, Pasxon, Cartwright , etc que lograron que acompañaban a Michael y que lo hacían mucho mejor. El equipo que mejor defendía de la liga, el mejor reboteador, etc, etc. El mismo Michael lo escribió:
Una de las ventajas del baloncesto para que sea un juego de equipo es su propia dinámica, el pase, jugada fundamental en el baloncesto determina la necesidad de colaborar. Se puede decir que el baloncesto está caracterizado como deporte colectivo gracias al pase. La óptima circulación del balón fatiga y desestabiliza defensas. Tener un jugador que juega muy bien no está mal. Tener cinco jugadores en cancha que juegan en equipo está mucho mejor.
Como resumen podría decir que probablemente el potenciar el individualismo comenzó en los años 80 cuando, como he explicado, la NBA comercializó por primera vez Magic vs. Bird. Pero no nos dimos cuenta de que se estaba produciendo un cambio. Las generaciones más jóvenes de aficionados y jugadores comenzaron a amar a la estrella más que al equipo.
A todos nos encanta ver a Steph Curry, LeBron James, Maya Moore, etc. No hay nada de malo en eso. Lo que está mal es que cuando las generaciones más jóvenes se ven influenciadas por los mensajes que reciben sobre los jugadores estrella y comienzan a pensar que a medida que se convierten en jugadores más fuertes, también se vuelven más grandes e importantes que el equipo.
Juan Antonio Corbalán y Francisco Gallardo también lo resumen bien en su libro: “Eso no estaba en mi libro Historia del Baloncesto”. En el capítuo baloncesto en la escuela, hay un apartado que se titula trabajar en equipo donde se escribe: “Como expresión humana, en nuestra opinión, hay tres elementos que cobran especial relevancia al hablar del deporte....La segunda es la supeditación, como casi todo lo humano, al difícil y necesario equilibrio entre el yo y el equipo, para que la respuesta grupal no sea solo una suma de capacidades sino una relación exponencial que potencia todo desde la mejor expresión individual. El yo y el todo no deben enfrentarse, aunque vivan en tensión, sino que cada uno contiene y da esencia al otro..,,,”
Como bien recordaba Gen Hackman en Hoosiers, más que ídolos: EQUIPO, EQUIPO, EQUIPO !!
P.S. He intentado referirme casi siempre a jugadores y equipos del pasado así como a equipos norteamericanos porque son los que más seguidores tienen y los que se utilizan como ejemplo. Podría haber mencionado ejemplos actuales pero he preferido hacerlo así.