Translate

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Bulos y desinformación. ¿Son tan antiguos como la civilización? ¿Tienen solución?

 

En su primera carta a la ciudadanía, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez introdujo un nuevo concepto, la máquina del fango. Esa primera carta, entre otras cosas, decía: “... Sin ningún rubor, el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal, y los intereses que a ellos les mueven, han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano, Umberto Eco, llamó "la máquina del fango". Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas. 

Esta es mi lectura de la situación que vive nuestro querido país: una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político...” 

El fin fundamental de esa carta era convencer a la opinión pública de que lo que prima en la política es la desinformación y el uso (y abuso) de bulos. Empezaré por contar un poco más de Umberto Eco y la máquina de fango. El semiólogo y escritor italiano Umberto Eco la creó en su última novela, Número cero (2015). La obra presenta al periódico Domani, concebido para chantajear a las altas esferas. Miserias impresas que nunca verán la luz. Extorsión y un buen titular en un confortable despacho. En este vídeo, el propio Umberto Eco lo explica bien 




La introducción de esta idea por parte de Pedro Sánchez, me ha llevado a considerar el tema de la desinformación y el uso de bulos como arma política y a investigar un poco sobre su utilización, su historia y su importancia. El tema no es nuevo, ya en 2019, el Real Instituto Elcano revista publicaba un artículo, Desinformación: concepto y perspectivas, donde se decía:La desinformación, cuando responde a una estrategia y unos objetivos de desestabilización, pone en riesgo los valores e instituciones democráticos, como los de la Unión Europea, ya erosionadas por conceptos como la posverdad, las fake news y la manipulación de las redes sociales.” y continuaba: “La desinformación está de plena actualidad. Ha entrado de lleno y con fuerza en la vida política, económica y social, en nuestra esfera privada y en nuestro lenguaje habitual. Es un término cuyo concepto aparece asociado a otros, como posverdad, ciberseguridad o injerencias, también de actualidad (baste pensar en que el diccionario Oxford declaró post-truth palabra del año 2016 y que en 2017 volvió a hacer lo mismo con fake news). Este ARI analiza esos conceptos y otros afines para explicar cómo se pueden ver en peligro las instituciones y valores democráticos de la Unión Europea si no se toma a tiempo conciencia de la desinformación y se genera una resiliencia democrática”. Aquí aparece algo que considero muy importante, que ya en el 2016 la palabra posverdad fue considerada palabra del año y que en 2017 la sustituyo otro concepto muy similar, las noticias falsas. Es decir, que lo que Pedro Sánchez puso en el debate político es algo que lleva presente, de forma alarmante y creciente, casi una década. 

La utilización de un lenguaje nuevo, que procure un pensamiento único tampoco es nueva. Ya en otra entrada de este blog, ¿Perversión del lenguaje o nuevos significados de las palabras?, se habla de ello. Hay que recordar que la magnífica obra de Orwell, 1.984, se define la nuevalengua como “el idioma final de Oceanía. El propósito de esta nuevalengua no era solo proporcionar un medio de expresión a la visión del mundo y los hábitos mentales, sino que fuese imposible otro modo de pensar. La intención era que cuando se adoptara definitivamente la nuevalengua y se hubiera olvidado la viejalengua, cualquier pensamiento herético - cualquier idea que se separase de los principios del Socing – fuese inconcebible, al menos en la medida en que el pensamiento depende de las palabras.”. Aunque Orwell es uno de los autores más citados, leídos y hasta seguidos por los políticos de hoy en día, tampoco la posverdad, las noticias falsas o la nuevalengua las creó el.  

En esa misma entrada se habla de las formas de manipulación que formuló Noam Chomsky y que se resumen en: 

La manipulación según Chomsky


Mucho antes otros pensadores y filósofos hablaron sobre ellos. Por ejemplo, Nietzsche escribió que:  



Más allá de las sesudas explicaciones de esta frase, que literalmente dice: “Contra el positivismo, que se queda en el fenómeno «sólo hay hechos», yo diría, no, precisamente no hay hechos, sólo interpretaciones. No podemos constatar ningún factum «en sí»: quizás sea un absurdo querer algo así.” y que dados los múltiples estudiosos de Nietzsche tiene diversas explicaciones; su lectura refleja perfectamente como ha cambiado la situación en el periodismo actual respecto a lo que prevalecía hace unos años. Hoy las opiniones son sagradas y los hechos, opinables. Justo lo contrario de lo que enseñaban hace algunos años en las facultades de Periodismo, cuya máxima era “los hechos son sagrados y las opiniones, libres. Aun se puede ir más atrás y recurrir a filósofos griegos, En el pasado, los filósofos clásicos distinguían dos categorías sobre las ideas. Las que provienen de la doxa y las que surgen como episteme. Episteme es un término que etimológicamente procede del griego ἐπιστήμη epistḗmē que viene de 'conocimiento' o 'ciencia', clásicamente los pensadores griegos hacían una distinción entre episteme y τέχνη téknē o 'técnica'. En la terminología de Platón, episteme significa conocimiento en tanto «conocimiento justificado como verdad», a diferencia del término «doxa», que se refiere a la creencia común o mera opinión. 

En resumen, confundir hechos con opiniones o mezclarlos a conveniencia no es nada nuevo en el mundo, se lleva haciendo desde que existe el hombre. En su artículo “Pensar en desinformación desde el aporte de filósofos”, León Hernández hace un buen resumen de la desinformación a través de los filósofos y los tiempos. Algunos ejemplos:  

 

Para Hume, había, entonces, dos principios que había que comprender sobre el entendimiento humano: la credulidad y la desilusión, la primera en la comprensión de lo deseable y lo temido; la segunda, producto del desecharse las fábulas ante las evidencias.  

 

También el filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1955) indica comprender que la ingenuidad es parte de la posibilidad de que exista la mentira, y que esta forma parte del lenguaje. En el prólogo para la versión francesa de su texto “La rebelión de las masas”, describía que, así como el lenguaje sirve para expresar el pensamiento, servía también para ocultarlo y mentir y que “la mentira sería imposible si el hablar primario y normal no fuese sincero”, por lo que, destaca, “la moneda falsa circula sostenida por la moneda sana. A la postre el engaño resulta ser un humilde parásito de la ingenuidad”. (Ortega y Gasset, 1983[1927] p.10) 

 

Pensamientos sobre las mentiras: la credulidad en la mira 

 

Pero, ¿qué sobre quienes se aprovechan de estas condiciones para desinformar, para mentir y causar conmociones, cambios en tendencias electorales, campañas políticas de desprestigio? Otros pensadores también han abordado este fenómeno. 

 

Vicente Vide Rodríguez (2016), en su texto “Análisis filosófico y teológico de la mentira desde la teoría de los actos del habla”, destaca que en la Biblia se describe a la mentira como una actitud de una persona que no inspira confianza: “No darás falso testimonio contra tu prójimo” (Éxodo 20: 16; Levítico 19: 12) y realza a San Agustín (354 d.C. –450 d.C.) en sus obras “De mendacio” y “Contra mendacium”, como antecedentes de primer orden en el análisis sobre la mentira.  

 

Según Gramigna, (2016), San Agustín atribuye a la mentira la determinada intención de engañar y establece que algo falso no necesariamente tuvo la intención de engañar. Esta idea agustiniana sobre lo falso sin intención -que se puede visualizar como lo que podría ser un bulo orgánico o error en el manejo de información sensible-, tiene que ver con lo relativo a alguien que afirma un error, pensando que es verdadero, es decir, alguien que afirma una premisa producto de que ha sido engañado o se engaña a sí mismo, inintencionalmente.  

 

Vide Rodríguez (2016) señala que Santo Tomás de Aquino (1225-1274) define la mentira como la expresión de algo contrario al propio pensamiento. Indica que Santo Tomás veía que podría haber quien diga una falsedad pensándola como verdadera, sin incurrir en el acto de mentir, al pensar que es verdad......” 

 

Que en el siglo XX se haya convertido en un tema mucho más importante, con mayor repercusión y alcance y que en el XXI esté alcanzando cotas inimaginables se debe a que la globalización de la sociedad es cada día mayor.  Aunque Cada época ha tenido su tecnología para difundir falsedades y propaganda. Hoy la revolución digital lo ha cambiado todo y se producen más noticias que nunca y se difunden a mayor escala, mundial o local. Noticias que circulan a más velocidad y más eficazmente gracias a una potente infraestructura técnica que hace uso de nuevas prácticas comunicativas que se adaptan con mucha flexibilidad a un comportamiento social cambiante. 

Se puede decir que vivimos en mundo donde los algoritmos de Opera, Bing o Google marcan y facilitan el camino de la información, mermando de este modo la capacidad de autocrítica. 

Las redes sociales invitan a pensar por nosotros y han acabado por contagiar y marcar nuestra forma de pensar. Esas mismas redes sociales han pasado de ser de compartir noticias y lugares del mundo a convertirse en su fuerza motriz. Han pasado a ser una realidad donde los medios tradicionales han perdido ese rol de verificadores y, en consecuencia, el papel que les asignábamos para reflejar la realidad. 

Y como consecuencia de esa globalización, como bien dijo McLuhan, el medio es el mensaje, que quiere decir que significa que la forma de un medio se incrusta en cualquier mensaje que transmita o transporte, creando una relación simbiótica en la que el medio influye en cómo se percibe el mensaje. 

 

El medio es el mensaje

Hasta ahora solo he expuesto lo que es la desinformación y los bulos, pero el trabajo más complicado es combatir ambos problemas. Como consecuencia de la carta citada en el primer párrafo, el presidente Sánchez compareció en el Congreso el 17 de julio para explicar su Plan de Acción por la Democracia, que el ejecutivo esbozó para impulsar la transparencia y la rendición de cuentas. 

El presidente del Gobierno explicó que las medidas principales de esta estrategia abordarán cambios en los ámbitos del poder ejecutivo y los medios de comunicación y propondrán reformas al poder legislativo para reforzar la libertad de expresión y garantizar el derecho a la información veraz recogido en el artículo 20 de la Constitución. 

"No es la misión ni la intención del Gobierno repartir carnets de fiabilidad entre unos medios de comunicación y otros. Esa labor le corresponde al ciudadano", señaló Pedro Sánchez, "pero sí es obligación de los poderes públicos desarrollar lo acordado en Europa", continuó el líder del Ejecutivo, que ha subrayado que con la puesta en marcha de este plan se aplicarán en España las normas aprobadas en Europa. 

Aquí la comparecencia completa de Pedro Sánchez y debate posterior.


Sin embargo, esa intención de alertar sobre los riesgos de la desinformación ya la han tenido en otros países y otras organizaciones. Por ejemplo, la aparición de algunas leyes como la Ley de Supervisión de las Redes alemana de octubre de 2017 y Ley contra la Manipulación de la Información francesa de diciembre de 2018. El problema es que cada país hacía la guerra por su cuenta 

Al final, en Europa, la Unión europea entró en el asunto y los estados se comprometiron a seguir las recomendaciones que se mencionaban en la COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES La lucha contra la desinformación en línea: un enfoque europeo publicada en 2018. Tras esa comunicación, en 2019, se publicó el estudio:  Disinformation and propaganda – impact on the functioning of the rule of law in the EU and its Member States y en marzo de 2019 se procedió a la creación de la plataforma tecnológica Rapid Alert System para reaccionar inmediatamente ante campañas de desinformación mediante una vigilancia permanente (24/7) de los contenidos publicados a través de los medios de comunicación y las redes sociales y favoreciendo el intercambio de información, así como una respuesta o solución coordinada a los bulos. 

Al final, en la Unión Europea, se han adoptado un nuevo Código de buenas prácticas en materia de desinformación, publicado en 2022 y un Reglamento Europeo sobre la Libertad de los Medios de Comunicación, publicado en 2024 que como todos los reglamentos de la U.E. es de obligado cumplimiento para todos los estados miembros. 

Aunque es cierto que según el Eurobarómetro Flash de abril de 2018, los españoles son los que menos confían en las noticias por televisión (57% frente al 86% de los primeros, Suecia y Países Bajos). También son los que más noticias falsas encuentran a diario (78% frente al 53% de Estonia y Malta, los que menos) y los menos confiados en poder detectarlas (55% frente al 87% de Dinamarca); el anuncio que el Presidente del Gobierno hizo en su comparecencia no es nada nuevo, es algo que en Europa ya está contemplado e incluso regulado. Y por más que en la Referencia del Consejo de Ministros del 24/09/2024 ya se ha publicado la Comisión Interministerial de seguimiento e impulso del Plan de Acción por la Democracia, adscrita al Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, que tendrá como objetivo el seguimiento del desarrollo de los ejes, líneas de acción y medidas que lo integran, esta comisión debe respetar toda la legislación vigente en Europa y seguir las indicaciones que se marcan en sus comunicaciones y decisiones. 

Mi duda es si todas estas legislaciones, ayudadas por otras medidas que también se ha establecido o intentado como conseguir la cooperación de la sociedad civil en la detección de las acciones de desinformación, apoyar a quienes verifican la veracidad de los hechos (fact-checkers) o conseguir la participación de las grandes compañías, como Google, Twitter, Facebook o Mozilla, que suscribieron el Código de Conducta propuesto por la Comisión tendrán efectos reales y podrán controlar los bulos o desinformación presentes en todas las formas y medios de comunicación. 

En una entrada antiguas de este blog, ¿En qué película vivimos: ¿El mayor espectáculo del mundo o el show de Truman?, ya se menciona que: Las compañías tecnológicas "tienen un problema de moderación de contenido que está fundamentalmente más allá de la escala con la que saben cómo lidiar", dijo Becca Lewis, investigadora de la Universidad de Stanford y del grupo de expertos Data & Society. "Los incentivos financieros están en juego para mantener el contenido y el beneficio en primer lugar". 

Y también cabe recordar que Orwell, ya dijo que 


Como en la mayoría de las entradas, un vídeo para finalizar. Sería deseable que en los medios de comunicación, las redes sociales, el lenguaje político y cualquier otro sistema se recordase y aplicase esta declaración de principios del “Ciudadano Kane” (sólo la declaración, después ya sabemos lo que pasó)



8 comentarios:

  1. Muy buena reflexión! Ciertamente con la expansión de las redes sociales y la caída en picado del pensamiento crítico, con los bulos - como con tantas otros temas - tenemos por delante un gran reto. Y como la digitalización del mundo y con ello de las relaciones interpersonales parece que no tenga freno, la única alternativa viable es el avance del pensamiento crítico... qué difícil parece en el mundo actual!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin duda alguna el pensamiento crítico es fundamental para combatir bulos y desinformación. Pero para tener pensamiento crítico, es fundamental la educación y la formación. Y llegados a este punto, me pregunto ¿Tenemos el mejor sistema educativo posible? ¿Realmente le estamos proporcionando una formación integral a las nuevas generaciones?
      Muchas gracias por comentar

      Eliminar
  2. Boa reflexión, como sempre :). Volvendo a Nietzsche, o que vexo é que non estamos enfrentando feitos a interpretación, o que observo e que se deslizan burdas mentiras (burdas, pero elaboradas e planificadas), nin siquiera se toman o traballo de disfrazalas de opinión. ¿Para qué? sempre estamos mais dispostos a seguir un bulo que unha realidade.
    E, por desgracia, esto é unha realidade non só no mundo político, está presente en todos los estamentos sociais, sexa de ámbito profesional ou particular. Minte, que algo queda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Moitas grazas por comentar
      Estou de acordo en que se están publicando enormes mentiras e ben elaboradas. Tamén en que moitas veces sen disfrazalas de opinión. Pero preocúpame máis cando no medio dunha noticia déixanse caer opinións que lle dan rumbo a esa noticia. Para o primeiro caso, a basta publicación de mentiras, Göbbles xa definiu o Principio de orquestración. "A propaganda debe limitarse a un número pequeno de ideas e repetilas incansablemente, presentadas unha e outra vez desde diferentes perspectivas pero sempre converxendo sobre o mesmo concepto. Sen fisuras nin dúbidas". De aquí vén tamén a famosa frase: "Se unha mentira repítese suficientemente, acaba por converterse en verdade"

      Eliminar
  3. Leí con interés tu trabajo sobre los bulos y la desinformación y, al final, después de tu "académica" por exhaustiva exposición, me encuentro con que poco o nada queda para debatir: las mentiras, los engaños, las falsedades, es decir, lo que ahora se denominan bulos y desinformaciones han existido desde los primeros momentos de la vida en sociedad. Incluso, quien sabe, hasta la capacidad de autoengañarse para superar momentos delicados, podría ser incorporada a esta panoplia de aparentes “problemas” tan acuciantes. Para algunos.

    Porque sin darnos cuenta o, quien sabe, dándonos perfecta cuenta, vivimos con ellos tan a gusto sin quejarnos. Es más, incluso nos quejamos cuando notamos en falta cierto tipo de "mentiras" que nos decimos unos a otros rutinariamente. "Te encuentro maravillosamente", "qué bien estás", "que simpático me resulta", son, en no pocas ocasiones, falsedades benévolas que aceptamos casi como imprescindibles en el marco de convivencia que hemos construido. Tanto es así que no dudamos en calificar de maleducado, de descortés o algo parecido a quienes hacen uso escaso o nulo de tales elementos conversacionales.

    Por lo tanto, si la mentira es imprescindible para nuestra convivencia, siempre que se exprese como "cortesía", no resulta fácil diseccionar con nitidez hasta dónde valen las "mentiras" y a partir de dónde dejan de ser interpretables como muestra de educación social para ser encuadradas dentro de las simples mentiras inaceptables e intolerables para cualquier ser civilizado.

    Y aquí es donde se me ocurre que, dada la peremne existencia y amplia distribución de la mentira (desinformación, bulos, etc), lo relevante para minimizar sus efectos, no es marcar límites o determinar temas sobre los cuales resulta inaceptable, sino preparar a todos los posibles destinatarios a ser menos permeables, menos receptivos a ellas.

    Y ¿cómo se consigue eso?. Pues incidiendo en algo tan manido como es la educación, la formación del individuo en general y la formación “científica” en particular. Y con eso no me refiero a que toda la sociedad deba estar integrada por científicos, sino que toda la sociedad debería estar impregnada del fondo filosófico que se encuentra tras la actividad científica, aunque muchos de los propios científicos no lo adviertan. Pero eso es un tema que dejo para mejor ocasión porque excede con mucho la temática de tu ensayo.

    Ya, ya sé que esto tiene mucho de utópico, pero no creo que tenga más de inalcanzable, que intentar “regular” por ley la infinita capacidad humana para inventarse lo que le de la gana para, con ello, conseguir lo que desea o, al menos, evitar que tu adversario lo logre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por comentar. Es cierto que muchas veces la educación nos lleva a decir "mentirtijillas". Mi padre siempe me definía la educación como el arte de disimular los entimientos. También es cierto que existen ·mentiras piadosas", como decía Jacinto Benavente, «Bondad y honradez parecen lo mismo; pero la vida nos dice en sus lecciones que, alguna vez, por ser bueno, hay que dejar de ser honrado». Pero no es de esas mentiras (que no desinformaciones ni bulos, de lo que hablo).
      En la segunda parte del comentario lo resumes perfectamente, para combatir desinformaciones y bulos la única solución es la formacióny deucación del individuo (Yo añadiría integral).
      La elección del método científico como base de la educación, por ejemplo el método de Popper, sería maravillosa. Sin embargo, como ha escrito el primero de los comentaristas - por orden cronológico- me conformo con que exista pensamiento crítico en la sociedad

      Eliminar
  4. Me parece un debate o reflexión baldíos, no se predica a los conversos (salvo cuando se busca el aplauso fácil). Hoy en día los “infieles” ni quieren ni entienden argumentaciones filosóficas. Eco, Orwell, Chomsky, Nietzsche… ¿es el centro del campo del Manchester City?

    El mecanismo de la desinformación y la manipulación es sobradamente conocido, al igual que sus objetivos. En tal sentido no cabe esperar ningún avance novedoso. Mucho más interesante, desde mi punto de vista, es el porqué: ¿por qué somos tan proclives a dejarnos engañar y/o manipular?

    Me parece extremadamente simple combatir el bulo y la desinformación: basta con una breve plegaria a San Google. Si no se hace es por simple pereza mental (¡y tú, mi querido JG, introduces palabrotas como “doxa” y “episteme”!) o porque refuerza una opinión pre-concebida.

    Las mentes perezosas, como las hordas infernales, son legión y lo que mejor consumen y mastican son las des-informaciones que van dirigidas a las “tripas” directamente, los dogmas viscerales funcionaron en el pasado (“los judíos son acaparadores y usureros”) y en la actualidad (“los inmigrantes nos roban el trabajo”). No cabe el engaño: la comida basura es la más consumida.

    Pensamiento más conocimiento generan opinión, desafortunadamente una mente perezosa e ignorante nada bueno podrá parir.

    Las opiniones son sagradas y los hechos opinables. ¡OMG!, lo triste es que es verdad.

    Todos tenemos opinión, también tenemos culo y, muy a menudo, lo que sale por la boca poco se distingue de lo que sale por el otro conducto.

    La prensa, la televisión, las redes sociales o internet permiten que cualquier zoquete iletrado nos haga partícipes (y a veces cómplices) de sus flatulencias mentales: todos hemos visto en televisión al hijo del torero Luis Dominguín una y otra vez defendiendo su bellaquería, también se da máxima audiencia (¡prime time!) a grupos de terra-planistas. ¡Y sólo cito dos ejemplos!

    Me río de Eurobarómetro: “los españoles son los que menos confían en las noticias por televisión”, los encuestadores deben de ser los mismos que hacen los sondeos de intención de voto. Si no lo dice la tele o no existe o no es cierto.

    ¿Qué explicación tiene que en Sanxenxo no reciban al sinvergüenza Borbón como de verdad se merece? ¿Cómo es posible que Feijoo siga en política una vez conocidas sus amistades peligrosas? ¿Y Sánchez tras sus reiteradas mentiras? ¿Y Ayuso con los negocios de la familia, primero, y de su novio, después? Pues gana las elecciones con mayorías absolutas, apoyo plenamente al bar de Oleiros que está “harto de los tontos de la meseta”.

    Podría seguir con muchos más ejemplos exactamente iguales, tanto a la derecha del espectro como a la izquierda pero creo que he ilustrado suficientemente el nivel de permisividad de la mayoría de la población con el engaño y la manipulación.

    La solución que plantean el sr. Sanchez y la Unión Europea de Comerciantes es legislar. No, la solución es fomentar el pensamiento crítico y el castigo (en las urnas y en la opinión pública). Pero éso podría volverse contra el legislador, no interesa en modo alguno.

    Voté a PSOE en 1982 y en 1986 pero no volví a hacerlo hasta que desparecieron del aparato del partido todos los mangantes de aquella época, con Felipe González a la cabeza. “Cien años de honradez” se esfumaron en tan solo 4 años. Incluso voté al PP para descabalgar al presidente González del poder. También voté a PODEMOS hasta que comprobé que no cumplían ninguna de las promesas importantes.

    La mayoría somos cómplices porque no castigamos en las urnas a los que nos mienten. Sarna con gusto no pica.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias por comentar.
    Yo cre que Pep no jugaría con esa alineación, no son jugones y de poco tiki-taka!!
    La pregunta que planteas: ¿por qué somos tan proclives a dejarnos engañar y/o manipular? es muy interesante y sin duda, su análisis y respuesta es fundamental para comprender la situación. Y la respuesta, que no es sencilla, si es obvia: somos perezosos y conformistas (también lo mencionas en tú comentario)
    Combatir esa pereza y esa conformidad, como ya se ha mencionado en otros comentarios, solo puede hacerse fomentando el pensamiento crítico y la autoestima. Para ello, se deben dar dos circunstancias: Una educación integral y necesidad (la función crea el órgano, que diría Lamarck).
    Me ha encantado el comentario, que se prodiguen !!!

    ResponderEliminar

Esté en acuerdo o en desacuerdo con las entradas, procure ser educado en sus comentarios.
Muchas gracias por su colaboración