Hace ya muchos años, Groucho
Marx pronunció una de sus célebres máximas: “La política es el arte de
buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después
los remedios equivocados.”
Si aplicásemos esa frase en la Europa de los últimos años, el premio a su
seguimiento se lo llevaría, y seguramente por unanimidad pese a la dura
competencia, el hábil (¿?) ex-primer ministro británico David Cameron por su
referéndum sobre el Brexit – la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE)
-. En su ya famoso discurso en el cuartel general de los conservadores
británicos en Bloomberg en Londres en 2013, Cameron ya puso por primera vez en
el horizonte la promesa de celebrar un
referéndum para consultar a la población sobre si el Reino Unido debía
permanecer en esa unión o no; de paso también anticipó su propia postura a
favor de la permanencia en una UE reformada. En esa época, Cameron, Cameron
reconoció el peligro de dicha convocatoria, pero llegó a la conclusión de
que tenía que convocar el referéndum si quería preservar la unidad de
los conservadores: "Mis diputados son
increíblemente euroescépticos y el Ukip (United Kingdom Independence Party
-Partido de la Independencia del Reino Unido-) me está respirando al cuello".
En el año 2015, en las elecciones en el Reino Unido, los conservadores lograron
la mayoría absoluta y el 10 de noviembre del año pasado, Cameron envió a sus
socios europeos su lista de demandas para quedarse en la UE. Como los socios no
aceptaron esa lista de demandas, Cameron convocó un referéndum para el 23 de
Junio de este año y el resultado es el de todos conocido: La mayoría de los ciudadanos británicos votaron a
favor de abandonarla y después de un ajustado recuento, estos fueron los
resultados oficiales: 17, 410,742 votos a favor de dejar el bloque, 16, 577,342
votos en contra de la salida de la Unión Europea. El referéndum tuvo una
participación del 72 por ciento. Aunque la historia de los encuentros y desencuentros entre “el
continente” y “las islas” es largo y está bien
documentado, no pretendo en este comentario hablar de ello sino que pretendo
hablar de la Unión europea. Aunque, dándole la
vuelta a un titular que según cuentan apareció en un periódico local británico en
los años 30 y que hacía patente
esta visión: "Fog in Channel;
Continent Cut Off" (Niebla en el canal, el continente
está aislado) cabría preguntarse ¿Quién está realmente aislado: el Continente o
las Islas?
Volviendo
atrás, Cameron, antes de convocar el referéndum sobre el Brexit, intentó que la
UE aceptase unas reformas para continuar en ella. Este es el tema principal del
artículo: ¿Qué tipo de unión necesita
Europa para que la Unión Europea sea una realidad y que sea lo más parecido a
una familia en la que todos rememos hacía el mismo destino?. En los últimos
meses e podrían poner más ejemplos de desunión en Europa, desde el referéndum holandés
sobre la aceptación o no del acuerdo de asociación de Ucrania con la Unión
Europea hasta el referéndum en Hungría en el que se convocó a los húngaros a
participar en un referéndum para mostrar su opinión sobre el sistema de cuotas
de reubicación obligatoria de refugiados decidido por la UE. Por el camino
están otros ejemplos como el referéndum sobre la reforma constitucional italiana, que según algunos medios alarma más en Europa
que el propio Brexit, por el efecto que puede tener sobre la posible crisis del
sistema bancario italiano y su colapso o la crisis originada por las oleadas
masivas de refugiados procedentes de países en guerra y como debe tratar a
estos refugiados. A todas estas crisis hay que sumarle la La crisis del
euro, también llamada crisis de la zona euro, que
es una crisis actualmente en marcha que
afecta a los países de la zona euro. Tiene aspectos de una crisis de la deuda soberana, del sistema bancario y del sistema económico en general y probablemente sea el mayor desafío al que se ha enfrentado
la UE hasta el momento y la causante de muchas de las desavenencias que he
mencionado hasta ahora y que se
puede resumir en: “La crisis ha hecho difícil o imposible a
algunos países en la zona euro refinanciar su deuda pública sin la asistencia de
terceros. Desde finales de 2007, el miedo a una crisis de deuda
soberana comenzó a crecer entre los
inversores como consecuencia del aumento de los niveles de deuda privada y
pública en todo el mundo, al tiempo que se producía una ola de degradaciones en
la calificación crediticia de la deuda gubernamental entre diferentes estados europeos. Las causas
de la crisis eran diferentes según el país. En muchos de ellos, la deuda
privada surgida como consecuencia de una burbuja en el precio de los activos
inmobiliarios fue transferida hacia la deuda soberana, y ello como consecuencia
del rescate público de los bancos quebrados y de las medidas de respuesta de
los gobiernos a la debilidad económica post burbuja. La estructura de eurozona
como una unión monetaria (esto es, una unión cambiaria) sin unión fiscal (esto
es, sin reglas fiscales ni sobre las pensiones) contribuyó a la crisis y tuvo
un fuerte impacto sobre la capacidad de los líderes europeos para reaccionar. Los bancos europeos tienen en su propiedad cantidades
considerables de deuda soberana, de modo que la preocupación sobre la solvencia
de los sistemas bancarios europeos o sobre la solvencia de la deuda soberana se
refuerzan negativamente”
Pero
más allá del discurso y el debate político superficial, tal y como se menciona
en el estudio: “Las cuatro crisis de la Unión Europea” publicado por José Antonio Sanahuja
del Instituto
Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) y publicado dentro de Cambio de ciclo: crisis,
resistencias y respuestas globales Anuario 2012-2013: “hay que reconocer que la UE experimenta una crisis profunda que afecta
a su racionalidad, legitimidad, relevancia y viabilidad. Esa crisis afecta al
menos a cuatro dimensiones substantivas del proyecto europeo:
- La primera se refiere a la UE como proyecto económico capaz de promover la estabilidad, el crecimiento y la competitividad internacional, generado empleo y bienestar a través, primordialmente, de la experiencia más avanzada del mundo de integración económica, abarcando tanto el mercado interior y la unión monetaria, como un conjunto de políticas comunes en materia de comercio, agricultura, energía, o I+D.
- La segunda dimensión alude a la UE como experiencia federal y, en un sentido más amplio, como modelo político singular de gobernanza democrática cosmopolita; construcción “postnacional” o “postwestfaliana”, o experimento inédito de “gobernanza multinivel”, por mencionar algunas de las conceptualizaciones que se han elaborado para describir una realidad política que supone una redefinición “federalizante” de la soberanía, la democracia y la ciudadanía más allá del tradicional Estado-nación de base territorial.
- La tercera se refiere a la “Europa social” y al papel de la UE como mecanismo de solidaridad transnacional, a través de las políticas de cohesión económica, social y territorial, con objeto de promover una “convergencia real” de renta e indicadores sociales, aproximar los niveles de bienestar con los países de mayor desarrollo relativo, y atenuar los costes del ajuste y la transformación productiva.
- Finalmente, la cuarta dimensión substantiva del proyecto europeo se refiere a su papel como actor global en un sistema internacional caracterizado por rápidos e intensos procesos de cambio en la naturaleza, las fuentes y las pautas de distribución del poder. Solo a través de una acción exterior común, y en particular mediante la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), incluyendo la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), se lograría que los Estados miembros y la UE como tal sigan siendo relevantes y puedan promover en el exterior tanto sus intereses como sus valores.”
Es evidente que si Europa
quiere hablar con una sola voz, tener unas instituciones que la representes y,
en definitiva, quiereser un contrapoder a los EE.UU. o a China, no puede seguir
siendo una “colonia” alemana o del eje Berlín-París. Muchos de los problemas
que han acaecido en la UE en los últimos años, incluyendo el propio Brexit, están
claramente influenciados por la soberbia alemana de pensar que ellos son la UE
y el resto de Europa provincias que tienen que bailar al son que el Bundestag toque.
Es cierto que Alemania y Francia – pensando que UK ya està fuera de la UE – son
los países más importantes económica y políticamente de Europa, pero el resto
de los países tiene que ser escuchado, considerado y comprendido. Un ejemplo
claro, el
incumplimiento del deficit: “Quien
más, quien menos, los socios europeos incumplen puntualmente los criterios de
Maastricht, según la estadística que recoge fielmente el prestigioso Instituto
IFO alemán. Entre 1999 y 2015, Francia es el campeón del incumplimiento
con 11 tantos, a pesar de que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha sido
rehecho prácticamente a su medida y a la de Alemania”. Entonces, ¿por
qué hay que castigar a otros países que incumplen con multas, recortes o como
quiera que se llame la pena?
Para que la UE sea realmente
una unión, lo primero que debe establecerse es confianza entre los países
europeos, por ejemplo, y, en los tiempos que corren, dotarse de una política
exterior y de seguridad común, de un servicio de inteligencia propiamente
europeo y de unos mecanismos adecuados para luchar contra la radicalización de
tantos jóvenes que viven entre nosotros. Pero un sistema de inteligencia común,
compartiendo conocimientos y datos y sin pensar cada país o peor aún cada
cuerpo de seguridad en si mismo. Otro ejemplo sería el establecimiento de una política económica común,
en la cual no se esté a expensas de lo que decidan “los países ricos” ¿O deverdad alguien piensa que cada país puede hacer la guerra por su cuenta?. Sé
que dado que Europa es “vieja” (aunque como alguien comentó en otra entrada no
necesariamente sabia) es difícil consensuar muchas decisiones entre los
distintos países pero o se reconoce al Parlamento Europeo capacidad no solo
legislativa sino ejecutiva o Europa seguirá siendo un conjunto de reinos de
taifas sin futuro común definido. Y esa indefinición seguirá siendo aprovechada
por otras potencias no solo para pasar por encima de Europa sino también como
mecanismo al que aferrarse en momentos de crisis y con los que sembrar cizaña y
dividir. Quizás este sea un omento oportuno para reflexionar y poner las bases
de una Unión Europea más parecida a lo que son los Estados Unidos de América y
que pueda ser. además de un contrapoder real, un nuevo sistema político con las
ventajas de tener una historia mucho más rica y una diversidad que puede servir
para edificar algo más sólido. Es evidente que para que ello suceda muchos países
deben renunciar a parte de su hegemonía y poder, pero seguramente es mucho mejor
renunciar que esperar a que se pierda, lo roben o no se pueda ejercer. Si en
lugar de unir lo que se pretende es diversificar y separar cada vez más el
futuro es no oscuro, negro. Espero que el futuro de Europa no pase por algo tan exagerado como:
Realmente espero que al final Europa sea una nación, con los estados federados que sea necesario crea y que tengamos un futuro común y una normas comunes y que todos podamos ser tan europeos como se canta en esta vídeo.