Translate

lunes, 12 de diciembre de 2022

Alarmismos injustificados y alguno justificado. Resistencia a antibióticos (antimicrobianos)

El catastrofismo que asola las páginas de los periódicos me ha llevado a redactar esta entrada sobre lo que más me preocupa de todo lo que va saliendo semana sí semana también en los diferentes medios de comunicación o redes sociales. Por poner solo algunos ejemplos, tenemos noticias tan “agradables” como:

Hay otras peores, pero consuela saber que fueron tan falsas como los titulares que las anunciaban:

Hace ya unos años, allá por el 2015, publiqué en este mismo blog una entrada que se titula: “La alerta permanente o el estado del miedo,. ¿Qué buscan?“ , en la qque escribí: “Y aquí entro en lo que realmente quiero abordar, la conspiración o manipulación continua de hechos que suceden en nuestra sociedad y que el sensacionalismo, la desinformación y la codicia reinantes los aprovechan para arrimar la sardina a su ascua. Tenemos muchos ejemplos de estos casos, desde los muy manidos o más recientes como que beber agua clorada o comer carnes procesadas produce cáncer, hasta otros como los efectos catastróficos de los naufragios de petroleros pasando por las amenazas pandémicas de enfermedades como la gripe aviar o el ébola

De todas las alertas sobre las que he leído en los últimos años, hay una amenaza que si me preocupa y que ya está ocasionando bastantes problemas en los tratamientos de los que tienen enfermedades provocadas por bacterias y sobre la que hay mucho escrito. Lo último que he leído es esto: El impacto de la resistencia a antibióticos en la salud humana:

·  Estudios previos han planteado que en elaño 2050 la resistencia a antibióticos puede ser responsable de diez millones de muertes anuales en todo el mundo.

·   Más allá de estas previsiones, un trabajo exhaustivo publicado este mismo año en la revista The Lancet establece con precisión el impacto de la resistencia a antibióticos en la salud humana durante el año 2019.

Aunque va a ser una entrada densa, creo que un poco de historia y algunas definiciones son imprescindibles cuando hablamos de antibióntos o similares.

Por definición los antibióticos son compuestos producidos por microorganismos, capaces de inhibir el crecimiento de microbios o de otros organismos vivos. En realidad, muchas de las sustancias utilizadas en el tratamiento de las enfermedades son antibióticos modificados químicamente y, rigurosamente hablando, se tendrían que llamar antimicrobianos. Pare evitar confusiones, emplearé durante toda la entrada antibiótico, porque es un término más conocido. Pero realmente debería utilizar antimicrobiano.



Desde que se utilizan los antibióticos para luchar contra bacterias infecciosas, la esperanza de vida de los seres vivos ha ganado en duración y en calidad. Sin embargo, la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos pone en peligro esta bonanza.

Este fenómeno, la resistencia a los antibióticos, se remonta al segundo año que siguió al uso del primer antibiótico, la penicilina G utilizada en 1945, puesto que en 1947 ya se detectaron las primeras cepas de estafilococos que producían un enzima, la penicilasa, para degradarla.

Cada vez que se ha empleado un nuevo antibiótico, las bacterias se han adaptado a él con mayor o menor rapidez. En general, sólo han necesitado de dos a cuatro años para desarrollar nuevos mecanismos de defensa. De todas formas este fenómeno no representa una sorpresa sobre todo si se recuerda que la mayoría de los antibióticos son derivados de sustancias naturales producidas por microorganismos. Evidentemente, estas moléculas no son tóxicas para los microorganismos que las producen, ya que éstos disponen de todos los mecanismos para defenderse de ellos. Estos mecanismos pueden exportarse entre los microorganismos. De hecho, la resistencia de las bacterias sólo es un aspecto particular de su evolución natural, seleccionada bajo la presión de los agentes antibióticos, tanto si se trata de antibióticos o quimioterápicos como de antisépticos o de desinfectantes. Por ejemplo, continuando con el caso de la penicilina, la inhibición que la penicilasa originaba sobre la penicilina se logró evitar mediante la modificación química de la estructura del antibiótico, obteniéndose en 1962 la ampicilina, capaz de penetrar en las bacterias gramnegativas. Desafortunadamente, en 1969 ya se asistió a la aparición de klebsiellas resistentes a la ampicilina en el servicio de quemados de un hospital de Birminghan.

El fenómeno es mundial e incluye a todos los gérmenes patógenos para el ser humano y a todas las clases de antibióticos. Afecta especialmente a los países en vías de desarrollo, que acumulan factores agravantes: una vez aparecidas las bacterias resistentes se multiplican y, a falta de tratamientos adecuados se vuelven endémicas, y también a los países desarrollados, aunque de forma variable según los hábitos de prescripción, los de su consumo y las diferentes prácticas de higiene.

La resistencia de las bacterias a los antibióticos puede ser natural, provenir de mutaciones o de transferencia de genes resistentes. En el siguiente vídeo se pueden ver los mecanismos de transmisión de las resistencias microbianas.


Cuando todas las cepas pertenecientes a la misma especie son resistentes a un antibiótico, se habla de resistencia natural. Proviene del hecho de que un determinado antibiótico no es apropiado para la bacteria contra la que se utiliza. Particularidades de la pared bacteriana le pueden impedir acceder a su blanco, o bien, incluso puede no existir el blanco en el tipo particular de bacteria contra el cual se está usando.

Pero desde luego este no es el caso general ni habitual. Cuando la resistencia bacteriana aparece sólo en algunas cepas de una especie normalmente sensible, se habla de resistencia adquirida. Es el resultado de una mutación o de la adquisición de uno o varios genes. Se puede decir que existe resistencia adquirida cuando una determinada cepa soporta una concentración de antibiótico mucho más elevada que la que inhibe el desarrollo de la mayoría de las otras cepas de la misma especie.


La resistencia adquirida puede ser a un antibiótico determinado, a varios o a una clase completa de los mismos. La probabilidad de obtener por mutación bacterias resistentes a dos antibióticos es igual al producto de la probabilidad de aparición de cada una de las mutaciones consideradas independientemente. Dada la rareza de estos acontecimientos, la utilización de una combinación de antibióticos en bi o triantibioterapia parecía poder prevenir la emergencia de mutantes resistentes (al no dejar ningún superviviente). Lamentablemente algunas mutaciones pueden conferir una resistencia simultánea a varios antibióticos pertenecientes a diferentes familias y hacer inútil esta táctica.

La resistencia a los antibióticos se ha desarrollado con una gran y sorprendente rapidez. En unos años, muchas bacterias se han vuelto resistentes a unas armas que parecían infalibles poco tiempo antes.

Es importante diferenciar en que es una bacteria resistente según quien lo interprete. Para un clínico, una bacteria es resistente cuando el tratamiento basándose en antibióticos contra la misma, habitualmente eficaz, fracasa. Para el microbiólogo, una bacteria resistente puede crecer en presencia de un antibiótico que inhibe bacterias de la misma especie.

La aparición de multitud de bacterias resistentes a antibióticos, la mayoría de ellas debido a resistencias adquiridas, llevó a la convocatoria en septiembre de 1998 en Copenhague de la primera cumbre europea sobre la "amenaza bacteriana", para conocer tanto la amplitud de esta resistencia como sus causas y que remedios se le podía poner. Igualmente, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) ha organizado seminarios anuales desde 1997 para tratar este tema, y ha publicado varios informes abordando el problema. Puede citarse como hito relevante que en la 25ª conferencia sanitaria panamericana  se cita lo siguiente: “Preocupada por la rápida aparición y propagación de agentes patógenos que son resistentes a los antibióticos disponibles y por el amplio uso de antibióticos en la producción de alimentos, la Asamblea de la Salud insta a los Estados miembros a que desarrollen sistemas sostenibles para detectar los agentes patógenos resistentes a los antibióticos; elaboren programas de educación del personal profesional y del público en general acerca del uso apropiado de estos agentes; mejoren las prácticas para prevenir la propagación de la infección; elaboren medidas para proteger a los agentes de la salud, prohíban la distribución de agentes antibióticos sin una prescripción válida; impidan la fabricación, venta y distribución de agentes antibióticos falsificados; y alienten el uso reducido de antibióticos en la producción de alimentos de origen animal. Además, pide al Director General que apoye a los países en sus esfuerzos para combatir la resistencia a antibióticos; preste asistencia en la elaboración de políticas nacionales sostenibles para el uso racional de los antibióticos en la medicina humana y en la producción de alimentos de origen animal; colabore con los sectores privado y público, idee estrategias para reunir y compartir información; elabore programas de información y educación para los prescriptores y los usuarios; y estimule el fomento de las investigaciones y el desarrollo de nuevos agentes antibióticos.”

Los agentes antibióticos son elementos vitales en el tratamiento de las enfermedades infecciosas, pero su uso para cualquier afección, ya sea como tratamiento o como profilaxis, en cualquier dosis y por cualquier período de tiempo, añade una presión selectiva al microorganismo a adaptarse o morir. Incluso más, estos compuestos tienen un amplio uso en la crianza de animales y la agricultura. Para preservar la actividad de los antibióticos en el tratamiento de las infecciones en humanos, se necesita reducir el uso excesivo e inadecuado de los mismos: la prescripción de antibióticos aún sin evidencias certeras de su necesidad, interrupción prematura del tratamiento prescrito, utilización de antibióticos vencidos o de baja calidad, entre otros.

El enorme crecimiento de los viajes internacionales implica que los individuos pueden estar expuestos en un país a infecciones causadas por patógenos resistentes (ej. Infecciones respiratorias agudas, cólera y otras enfermedades diarréicas, gonorrea, malaria, fiebre tifoidea) e introducirlas en otros donde la resistencia puede extenderse. El amplio uso de los antibióticos para tratar a los animales también ha contribuido a la resistencia de bacterias zoonóticas.

La importancia de esta resistencia bacteriana a los antibióticos o mejor, a los agentes antibióticos, es importante por varias causas. Solamente estudiando algunas relaciones se entiende fácilmente: Los humanos constituimos una sola especie, frente a unas 5000 especies virales y 300000 especies bacterianas. Además, durante los veinte años necesarios para la renovación de una generación, una bacteria puede reproducirse unas 500000 veces. Esta disparidad permite a los agentes patógenos desarrollar unas adaptaciones cada vez más virulentas que ganan por velocidad a las respuestas de nuestro organismo.

Consecuencias de la resistencia

Una infección sin tratamiento o con uno inadecuado aumenta el riesgo de muerte. Las deficiencias en los tratamientos conducen a períodos más largos de infección, lo cual incrementa el número de personas infectadas moviéndose en la comunidad y por tanto, las oportunidades de diseminar la resistencia y la exposición de la población general al riesgo de contraer la infección con cepas resistentes. Las deficiencias para responder a las terapias convencionales también prolonga la enfermedad, incrementa los costos directos por exámenes adicionales de laboratorio, tratamiento, hospitalización, etc. Cuando las infecciones se convierten en resistentes a antibióticos orales, el tratamiento debe cambiarse a la administración intravenosa o intramuscular de antibióticos de "segunda-línea", los cuales usualmente son más costosos y añaden otros costos indirectos (jeringuillas, enfermeras, etc.) y están a menudo asociados con altos riesgo de superinfecciones y efectos tóxicos colaterales.

La resistencia a los antibióticos añade una carga más a los ya crecientes costos de la atención médica debido a la necesidad de detectar, aislar y tratar a los pacientes infectados con organismos resistentes. Como los antiguos y relativamente baratos antibióticos pierden su efectividad, los médicos deberán prescribir medicamentos más nuevos que son más caros, o combinaciones de medicamentos, lo que también es más costoso.

Origen de la resistencia

En general, es el propio tratamiento antibiótico, cuando está mal administrado - las dosis o duraciones son inadecuadas- el que selecciona alguna de las bacterias resistentes. El mecanismo es bien conocido: el tratamiento mata las bacterias sensibles, mientras que las resistentes, que ya están presentes en pequeña cantidad, se multiplican y ocupan el espacio que ha quedado vacante.

Pueden formularse tres hipótesis para explicar su presencia: las bacterias resistentes podrían encontrarse entre los huéspedes normales del intestino de ciertos individuos. También podrían - segunda hipótesis - estar de tránsito en el intestino: el sujeto se contaminaría comiendo o en contacto con otro individuo contaminado. Finalmente cabe la posibilidad - tercera hipótesis - de que las bacterias resistentes sean seleccionadas en el propio intestino por algunos antibióticos contenidos en los alimentos, ya que, a veces, en la leche, en la carne e incluso en el agua se encuentran residuos de antibióticos utilizados en la práctica veterinaria

Como es imposible desarrollar todos los lugares en los que se puede encontrar el origen de la resistencia, desarrollo algunos de ellos, pero son solo a modo de ejemplo y existen muchos otros lugares en los que se pueden encontrar estas bacterias resistentes.

Antibióticos en ganaderia

En ganadería, los antibióticos tienen tres aplicaciones: curativa, preventiva y aditiva. En primer lugar sirven para curar animales enfermos. En segundo lugar, los antibióticos se usan como agentes preventivos de una enfermedad. Cuando varios individuos de una cabaña mueren de una infección bacteriana contagiosa, el veterinario trata a los demás animales con antibióticos. Por último, y éste es la cuestión más importante y preocupante, a los alimentos de los animales sanos se les añaden pequeñas dosis de antibióticos. Se trata de aditivos alimenticios, utilizados con toda legalidad como factores de crecimiento. En Francia, prácticamente todos los pavos, todos los cerdos, todas las terneras, dos de cada tres pollos y un tercio de los bovinos reciben alimentos suplementados con antibióticos. En otros países, como en Finlandia, son poco utilizados y en otros, como Suecia, no se utilizan en absoluto. Estos aditivos tienen unas consecuencias sorprendentes: los animales que los reciben no necesitan comer tanto para producir lo mismo: el índice de consumo (cociente entre el peso de los alimentos consumidos y el aumento de peso que provocan en el animal -generalmente del orden de 2-) mejora entre un 3 y un 12%. Además, los animales crecen un poco más deprisa; la ganancia media cotidiana (aumento total de peso del animal al término de su crecimiento en días y dividido por la duración de éste) aumenta entre el 3 y el 9%. Finalmente, los lotes de animales son más homogéneos.

Los primeros antibióticos utilizados en ganadería lo fueron hacía el año 1950. diez años más tarde en las granjas ya se detectaban bacterias resistentes. En 1969 un informe oficial británico, el informe Swann, llamó la atención sobre este problema. Se corría el riesgo de seleccionar en los animales bacterias resistentes que se incorporarían a la cadena trófica y no se podrían combatir.

En 1997 la OMS, en una reunión celebrada en Berlin, resumía así las consecuencias del uso de antibióticos en ganadería: "La magnitud del impacto en salud pública y médica del uso de antibióticos en alimentación animal no es conocido. Sin embargo, pese a esta incertidumbre, hay suficientes evidencias de su existencia. Es irrefutable que el uso de antibióticos conlleva una selección de bacterias resistentes y el ámbito de este problema emergente depende, entre otros factores, de la duración de la exposición y de la concentración del antibiótico"

Debido al descubrimiento de los efectos del uso de agentes antibióticos en animales y a las anteriores recomendaciones, en la EEC. se han tomado medidas para reducir los antibióticos utilizados en ganadería, especialmente aquellos que se utilizan en seres humanos, pero de momento no se ha logrado gran cosa.

Resistencia a antibióticos y ganadería

Cultivos transgenicos y resistencia a antibioticos

Otro de los factores que ha tenido influencia en la aparición de resistencia a los antibióticos es la presencia de genes resistentes a los antibióticos en ciertos cultivos transgénicos que están plantándose en algunos países. Esta resistencia se puede transferir, a través de la cadena alimenticia a los animales y al hombre.


Se sabe que se han usado genes de resistencia antibiótica en el maíz, algunas de cuyas variedades son resistentes a herbicidas e insectos, y contiene genes resistentes a la ampicilina. También se conocen variedades de tomates que contienen genes resistentes a kanamicina y neomicina. Existe además un riesgo añadido: la resistencia los antibióticos también puede ser transferida a las bacterias del suelo a partir de la descomposición de los restos de los cultivos.

Finalmente, puede citarse que un estudio realizado en 1994 demostró que puede existir transferencia de genes entre plantas y microorganismos. En este experimento se cultivaron, entre otras, plantas modificadas genéticamente de colza, mostaza negra y manzana. Todas ellas contenían un gen de resistencia a antibióticos. Junto a las plantas se cultivó el hongo Aspergillus Níger.  Tras un período de cultivo se demostró que el hongo había incorporado a su estructura el gen de resistencia que poseían las plantas. Este experimento provocó que el Departamento de Medio Ambiente del Reino Unido aconsejará al Gobierno británico votar contra la autorización para comercializar maíz transgénico en 1996. Desde entonces es importante citar que encuestas realizadas entre el cuerpo médico británico revela que el 57% de los encuestados consideran que el maíz transgénico debiera ser retirado en tanto y cuanto los genes de resistencia a la ampicilina no sean eliminados. Otra solución podría ser, como advirtió el ACRE (United Kingdom's Advisory Commitee on Releases to the Environment), no insertar en los cultivos genes innecesarios que no tienen un propósito específico para plantas genéticas.

Antibióticos en aguas residuales

El uso de antibióticos en general y los de última generación en particular, es obligado en centros sanitarios de atención especializada. Estos centros disponen de sistemas de eliminación de residuos sólidos bien implantados. Sin embargo, pese a que deberían contar con sistemas especiales de tratamiento de sus aguas residuales, suelen descansar en último término en las estaciones de depuración de aguas residuales (EDAR) de las poblaciones en las que están asentados. Desgraciadamente, las EDAR, en particular las que se limitan a hacer un tratamiento secundario (la mayoría), no son totalmente eficaces para asegurar la reducción de la carga microbiana, de ahí que estos residuos fecales hospitalarios deberían de tratarse de forma separada y particularizada.

En este contexto, se admite generalmente que las EDAR juegan un papel importante en la redistribución, recrecimiento y diseminación de propiedades de resistencias a antimicrobianos entre bacterias. En términos prácticos, la permanente presencia de niveles de antibióticos en sus aguas genera un entorno propicio para que tales propiedades se mantengan entre los microorganismos allí presentes. De ahí a pensar en lo sencillo que resulta su liberación al ambiente natural a través del efluente, de los lodos producidos en la EDAR o de la variedad de ecosistemas interconectados, con todo lo que esto significa, no hay más que un paso.

Agua residual y resistencia a antibióticos

Aquí, y aunque sea un poco pedante, casi me voy a autocitar (junto con otros compañeros que participaron en el estudio como Manuel Araujo o Joaquín Garrido), conocemos por experiencia que las EDAR liberan bacterias resistentes y multirresistentes; incluso, ocasionalmente hemos constatado mayor número de multirresistentes en el efluente que en el influente.

Conclusiones

El uso correcto de los antibióticos es el mejor tratamiento. Aquí hay algunas medidas que se pueden tomar para usar los antibióticos adecuadamente a fin de que se pueda recibir el mejor tratamiento cuando se está enfermo, protegerse de los daños causados por el uso innecesario de antibióticos y combatir la resistencia a los antibióticos

  • Tomar antibióticos SOLO si se necesitan.

o Los antibióticos SOLO tratan ciertas infecciones causadas por bacterias, (p.e.: Infección de garganta por estreptococos, tosferina, Infección urinaria)

o   Los antibióticos NO funcionan contra los virus como los que causan: (p.e.: Resfriados y moqueos, incluso si la mucosidad es espesa, de color amarillo o verde, La mayoría de los dolores de garganta (excepto la infección de garganta por estreptococos, gripe y la mayoría de los casos de bronquitis)

o Los antibióticos TAMPOCO se necesitan para algunas infecciones bacterianas comunes (p.e: Muchas sinusitis (infecciones de los senos paranasales), algunas infecciones de oído)

  

  •   No compartir los antibióticos con otras personas
  • Tomar los antibióticos exactamente como se recetaron, si los necesita
  •  No tomar los antibióticos que le hayan recetado a otra persona. Esto podría retrasar el mejor tratamiento, perjudicar más o provocar efectos secundarios.

Cómo desechar los medicamentos que sobraron No se deben guardar para usarlos en el futuro. Lo mejor es consultar al farmacéutico o al médico sobre cómo desechar de forma segura los antibióticos que sobren

Tomar antibióticos cuando no se necesiten no ayuda, y los efectos secundarios incluso pueden ser perjudiciales. El médico puede decidir el mejor tratamiento cuando se está enfermo. Nunca presionar al médico para que recete un antibiótico.

 En este vídeo se indica como deshacerse de los medicamentos de forma segura 








jueves, 27 de enero de 2022

Microplásticos vs macroplásticos. ¿Importa el tamaño?


En el año 2018 el término microplástico fue seleccionado como palabra del año por la Fundación BBVA. Tras escoger escrache en 2013, selfi en 2014, refugiado en 2015, populismo en 2016 y aporofobia en 2017, el equipo de la fundación optó en esa ocasión por un término que ponía el acento en la toma de conciencia en torno a uno de los grandes problemas medioambientales a los que se enfrenta la humanidad.


Los microplásticos son pequeñas partículas sólidas de plástico (de menos de 5 milímetros). Esta definición cubre una amplia gama de tamaños de partículas, incluido el tamaño nanométrico. La investigación generalmente se enfoca en partículas que aún son visibles, de 100 a 200 nanómetros (es decir, de 0,1 a 0,2 milímetros). Se han introducido las categorías “grande” (1 milímetro a 5 milímetros) y “pequeño” (<1 milímetro). Otros autores diferencian entre los microplásticos y los nanoplásticos, que serían aquellas partículas de plástico con tamaño de 1 a 100 nanómetros (bastante más pequeños que los virus que tienen un tamaño entre 30 y 80 nanómetros)

© NATURE; FUENTE (instrumentos y costes): S. PRIMPKE ET AL. APPL. SPECTROSC. n.o 74, págs. 1012–1047, 2020.


Actualmente existen dos clasificaciones de microplásticos:

·         Microplásticos primarios, que son fabricados específicamente para ser utilizados en productos. Por ejemplo, exfoliantes, dentríficos, productos de limpieza

·         Microplásticos secundarios que son aquellos que se degradan o separan de otro material, ya sea por un proceso de deterioro o de deshechos plásticos más grandes. Por ejemplo, las microfibras que se desprende de fibras textiles

·         Los nanoplásticos pueden originarse a partir de materiales de ingeniería (por ejemplo, en electrónica, los revestimientos de cables o en los chips) o pueden formarse durante la fragmentación de desechos microplásticos. 

Sin embargo, el origen del término es muy anterior al 2018 y se acuñó en 2004 tras una publicación de Richard Thompson, profesor de biología marina en la universidad de Plymouth. De estudiante, Richard, colaboró con la Marine Conservation Society británica para limpiar las playas y escribió "Me di cuenta de que la mayoría de los voluntarios tendía a ir a por las piezas de basura grandes, como las redes de pesca o los neumáticos, e ignoraban sin querer las que parecían sin embargo ser más abundantes, las piezas muy pequeñas". Cuando empezó a dar clases decidió lanzar un reto a sus estudiantes: buscar los pedazos de plástico más pequeños posibles. Así dio con el concepto de los microplásticos. El término apareció por primera vez en un estudio conjunto con investigadores de la Universidad de Southampton publicado en la revista Science, titulado: “Lost at Sea: Where Is All the Plastic?” (Perdido en el mar, dónde está todo el plástico). 

¿Por qué son tan famosos los microplásticos y cuál es el origen de su mala reputación? Copiando lo que se indica en el informe “Microplásticos y nanoplásticos”, publicado en 2021 por la agencia española de seguridad alimentaria y nutrición, perteneciente al Ministerio de Consumo, se indica lo siguiente:  “En el año 2014 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó un informe sobre las actividades en riesgos emergentes que se llevaron a cabo durante esos años (Update on EFSA’s activities on Emerging Risks 2012-2013). En ese informe se identificó a los microplásticos y nanoplásticos como un nuevo riesgo emergente, sin embargo, también quedó patente la falta de información científica disponible al respecto. En 2016, y a raíz de una solicitud del Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos (BfR), el Panel de la EFSA para Contaminantes en la Cadena Alimentaria (CONTAM) emitió una Declaración sobre la presencia de microplásticos y nanoplásticos en los alimentos, con especial énfasis en los productos del mar (Presence of microplastics and nanoplastics in food, with particular focus on seafood) 

Esta declaración incluía, por primera vez, información relativa a los aditivos de los plásticos y a los contaminantes químicos que pudieran transferirse desde estas partículas plásticas a los tejidos comestibles, a la vez que realizaba una estimación de la exposición de la población. Empleando un enfoque conservador, es decir, usando la mayor concentración de estos peligros químicos analizada en el estudio y el mayor dato de consumo de ese alimento, EFSA concluyó que la presencia de microplásticos en los productos de la pesca, los más afectados, tendría un escaso efecto en la exposición total de los consumidores a los aditivos plásticos y contaminantes, que ya de por sí son objeto de una amplia y estricta legislación en la UE sobre sus niveles máximos permitidos en los alimentos. No obstante lo anterior, la principal recomendación que se realizó en ese informe fue la necesidad de desarrollar mejores métodos analíticos y lograr su estandarización, a fin de evaluar la presencia, identidad (incluida la forma) y cuantificar la cantidad de micro y nanoplásticos en los alimentos. También se solicitaba la generación de datos de presencia en los alimentos para poder evaluar así, de una manera precisa y real, la exposición de los consumidores europeos a través de la dieta.

El informe técnico más reciente de EFSA que recoge información sobre este tema se publicó en junio de 2017 (Horizon 2020: EFSA’s Priority Research Topics). Este informe resume el ejercicio de consulta realizado en 2016 sobre temas de investigación prioritarios. En él se identificaron cinco temas prioritarios en el área de seguridad alimentaria, destacándose en primer lugar, la presencia de partículas microplásticas y nanoplásticas en los alimentos. Así pues, si bien la presencia de estas partículas en los alimentos está ya identificada como un riesgo emergente en la UE, existe todavía una falta de información sobre los mismos, y en particular, sobre su toxicidad y toxicocinética. Por eso son tan necesarios los programas de investigación para una evaluación exhaustiva del riesgo, ya que están destinados a generar datos sobre la presencia y posibles riesgos para la salud de estos plásticos de ínfimo tamaño presentes en los alimentos

Pero el tema de los plásticos va mucho más allá de los microplásticos . Por ejemplo, en 1970 durante los viajes en las embarcaciones de papiro RA1 y RA2, Thor Heyerdahl a lo largo del Atlántico, con vio tantas botellas de plástico, envases y otras basuras que las corrientes habían arrastrado al centro del océano que hubo días en que los tripulantes no se decidían a lavarse debido a todas las inmundicias que flotaban en el agua. Aun más, durante la travesía la tripulación comandada por él recogió muchas muestras de contaminación oceánica hecha por el hombre. Estas muestras sirvieron de pruebas para sustentar un reporte y una condena presentada en las Naciones Unidas.

Los plásticos, en función del tamaño, se pueden clasificar como:

© Proyecto EPHEMARE.. Presetación Ricardo Beiras.


Según datos de la asociación Plastics Europe, en 2019 la producción de plásticos en el mundo alcanzó los 368 millones de toneladas, nueve toneladas más que en el año anterior. En Asia se produjeron algo más de la mitad de los plásticos del mundo (un 51%). China, que en 2019 fue el país que más residuos plásticos de un solo uso generó, fue responsable del 31% de la producción mundial de plásticos, fabricando 82 kg per cápita, mientras que Japón, con solo el 3% de la producción mundial, logró producir 88 kg. En los países del TLCAN (actual T-MEC), es decir, Canadá, Estados Unidos y México, solo se produjo el 19% del plástico mundial en total. Sin embargo, esto equivale a 141 kg per cápita, la cifra más alta por persona.

Y la producción de plástico ha tenido la siguiente evolución:

Producción mundial plástico

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) califica la actual contaminación del planeta causada por el plástico como una “crisis mundial” y propone que se actúe rápidamente y de forma coordinada para atajar este problema, porque “es urgente reducir la producción mundial de plástico y de residuos plásticos en el medio ambiente”.

Para hacerse una idea del problema basta una cifra apenas comprensible para nuestras cabezas: aproximadamente 7000 millones de los 9200 millones de toneladas de producción acumulada de plástico entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos plásticos, tres cuartas partes de los cuales fueron desechados y depositados en vertederos formaron parte de flujos de residuos incontrolados y mal gestionados o fueron vertidos o abandonados en el medio ambiente, incluso en el mar.

El documento destaca que el plástico representa el 85% de los residuos que llegan a los océanos y advierte que, para 2040, los volúmenes de este material que fluirán hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. Esto significa alrededor de 50 kilogramos de plástico por metro de costa en todo el mundo.

En consecuencia, todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos además están sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.

Este es un riesgo mucho más importante que el de los microplásticos y que ya ha originado la creación de las denominadas “islas de plástico”. Una isla de plástico consiste en una agrupación de residuos no biodegradables, en su mayoría plásticos que flotan y que se acumulan y forman extensas balsas flotantes de basura en la mayoría de los océanos.



Está claro que esto es un problema global muy serio, puesto que nos incumbe a todos los países del planeta. Una botella de plástico que cae al mar, puede acabar en la otra parte del mundo a lo largo de los años. Actualmente existen cinco islas de plástico en el planeta:

Isla del Océno Pacifico norte:

La isla más grande del mundo localizada al norte del Pacífico, entre California y Hawaii, se estima que mide unos 700.000Km2 a 15 millones de km cuadrados y contiene alrededor de 100 millones de toneladas de basura distribuida entre la superficie y el fondo.

Isla del Océano Pacífico sur

Situada delante de las costas de Chile y Perú, es 8 veces mas grande que Italia. Hay estudios que indican que esta isla es un fragmento de la isla situada en el Pacífico Norte.

Isla del Océano Atlántico Norte

Esta isla, la segunda más grande, se va desplazando de Norte a Sur debido al fenómeno conocido como «El Niño», el cual provoca una alteración en la atmósfera y en el océano causando desde sequías hasta lluvias intensas y un aumento de la temperatura del mar. Estacionalmente su localización varia unos 1600km. Esta isla está compuesta de basura similar a las localizadas en las zonas del Océano Pacífico e Índico.

Isla del Océano Atlántico Sur

En el Atlántico Sur, encontramos la otra isla, una de las más pequeñas, que se mueve a través de la corriente del Atlántico Sur. Situado entre América del Sur y el sur de África. No hay mucha información sobre ella y por lo general no es interceptada por las rutas comerciales.

Isla del Océano Índico

El océano Índico es el que menos cantidad de seres vivos tiene debido a la baja concentración de fitoplancton, pero contiene la mayor biodiversidad marina de los océanos. Recientemente se ha descubierto otra isla de residuos plásticos relacionada con las corrientes y el giro oceánico que la rodea. Es menor que las mencionadas, esta contiene un número más elevado de partículas de polímeros y substancias químicas. A diferencia del resto se trata de una mancha discontinua de basura compuesta principalmente por microplásticos suspendidos en la columna de agua y en la superficie del mar.

Principales giros oceánicos de los océanos del mundo, con las principales islas de plástico

Y solamente en una de ellas, la del Océano Indico presenta una mayoría de microplásticos.

Las cinco islas mencionadas anteriormente son las documentadas, pero la realidad es que se han detectado otras más pequeñas como es el caso del Mar Mediterráneo. El Mediterráneo es una cuenca semicerrada por el que el agua que se encuentra en el mar tarda alrededor de 100 años en salir al Océano Atlántico. Alberga cerca del 7,5% de la vida marina del planeta que conocemos. Es una de las zonas más transitadas e investigadas del mundo, gracias a esto se ha podido detectar la existencia de una gran mancha de residuos.

Por otro lado en el 2013 se detectó una pequeña isla de basura en el Ártico, en el mar de Barents, cerca del círculo polar Ártico. Los residuos que componen esta última provienen de Europa y de la costa de América del Norte, que se desplazan a lo largo de las corrientes oceánicas hasta el norte de Noruega.

Pero la realidad es que no se puede asegurar las dimensiones de estas islas ya que se hace muy difícil acceder a ellas con barco o cualquier otro tipo de instrumental, debido a que estos plásticos dañan las hélices. Tampoco se puede saber la medida exacta mediante fotografías con satélites porque no todos estos plásticos están flotando en la superficie, por lo que no se define una mancha sólida a tanta distancia. Por otro lado, son islas inestables que van a la deriva relativamente, por lo que pueden variar unos kilómetros de posición debido a los vientos, corrientes y temporales. Una cosa es segura y es que la cantidad de plásticos aumenta a medida que pasan los meses.  

Estas islas de plástico son el peor enemigo de la vida en el planeta. Estos plásticos y microplásticos son ingeridos por los animales más pequeños que se alimentan cerca de la superficie, los cuales después son engullidos por sus depredadores de mayor tamaño (ciclo de la cadena alimenticia, el grande se come al pequeño), que también acaban afectados.

Además, en muchos de los equipos de pesca o redes fantasma abandonados, quedan atrapadas ballenas, tortugas, focas y todo tipo de animales. Se calcula que cada año los plásticos perjudican a 100.000 animales marinos.


A esto se le añade que estos fragmentos plásticos desprenden substancias tóxicas que afectan al agua y a los seres vivos que la habitan, y en consecuencia se introducen en la cadena trófica y pueden acabar en la dieta.

Análisis recientes demuestran que hay zonas donde se encuentra más concentración de plásticos que de plancton, ya que la gran concentración de plásticos imposibilita la vida del fitoplancton (plancton fotosintético). El estudio de la Universidad James Cook reveló que esta menor capacidad de reproducción es debida a la ingestión de plástico y que se transmite hasta las generaciones siguientes aunque estas no se hayan alimentado con este material. “Vimos que las siguientes tres generaciones de plancton que no fue expuesto a plastificantes no eran capaces de mejorar el nivel reproductivo de sus progenitores expuestos a plastificantes”, indicó la líder de la investigación, Lynne van Herwerden, en un comunicado.

Fue interesante ver el impacto multigeneracional de los plastificantes desde el punto de vista científico, pero perturbador cuando uno considera las implicaciones”, añadió.

Desgraciadamente las cantidades de desechos vertidos al océano aumentan excepcionalmente cada año y se expanden a una velocidad vertiginosa. Si no se remedia el uso del plástico monouso para 2050 existirá más plástico que peces en el mar.

Un buen resumen de la contaminación por plásticos y sus consecuencias está en este vídeo de la Universidad de Vigo, presentado por el profesor Ricardo Beiras, gran especialista en el tema.